Snapchat, el rocanrol de las redes sociales [Artículo de opinión]

Gran artículo de opinión sobre la red social Snapchat, de nuestro seguidor Jose María Peris.

Snapchat rocanrol

Valga este rincón de prestado para hablar del nuevo fenómeno de redes sociales. Sí, suena rimbombante esto que acabo de escribir, pero bueno, no deja de ser algo nuevo al alcance del personal que está conectado. Snapchat no es una red mainstream, todavía. O por lo menos aquí, en España. De hecho, mucha gente piensa que es una red exclusivamente para adolescentes. No obstante, no has entrado aquí para debatir o descubrirte que es Snapchat. Toda la información la tienes a un golpe de click, en tu buscador de cabecera. Y oye, quizá no lo sea nunca. Mainstream. Para las masas. Pero aquí no he venido a hablar de la red en sí. He venido a hablar de los que la usan.

En este mundo donde la hiperconectividad y la múltiple gestión de redes está a la orden del día, con una indecente cantidad de información que nos hace discriminar los inputs a cada click de ratón, surgió esta red basada en los fragmentos cortos, las imágenes y los vídeos sin apenas edición. Vale, no es Beme, aquella red que ideó Casey Neistat, pero se asemeja bastante. Aunque los usuarios hagan, hagamos, más de una toma para tratar de comunicar con claridad nuestro prescindible mensaje, la excesiva edición de los snaps haría perder la frescura y la gracia de la cosa. Planos que están demasiado cerca, imágenes invertidas y demás particularidades hacen de este videodiario un elemento de fuerza con respecto a otras redes más cuquis.

Un momento, ¿has dicho redes cuquis? ¿A qué te refieres con eso? Sí, amigos y amigas, me refiero a Instagram, que se ha dedicado a copiar descaradamente las cositas molonas de Snapchat y crear, dentro de su interfaz, su red del fantasma amarillo particular, bautizando tal plagio con el nombre de Stories. Y se avanza por ahí que Facebook va a implementar lo mismo en breve. Departamentos de I+D tocándose las pelotas a dos manos, tetes. Que tienen todo el derecho del mundo.

Y aquí es donde está la madre del cordero. Y la magia de esta red que es la que la hace diferente. Todos estos cambios, todas estas variaciones de las grandes redes para implementar las funciones de Snapchat bajo sus colores, solo tienen una lectura: Snapchat funciona, tiene cuota de mercado y crece a buen ritmo. Podríamos hablar de las dificultades para conseguir comunidad a la que le interese ver tus snaps, pero todo es cuestión de constancia. Tú no te acordarás pero en el principio de Facebook, el feedback también era difícil y comenzaste agregando a tus familiares, amigos de la calle y, oh Dios mío, antiguos compañeros de colegio. Y si hablamos de Twitter, igual. ¿Quién no se ha lamentado que sus pensamientos profundos y sus puntos de vista sobre el tema social o deportivo candente del momento se hayan diluido y no hayan tenido la repercusión mundial que se merecen por tener solo medio centenar de seguidores?

Ay, la vanidad. Ese defectito humano que derroca gobiernos, rompe matrimonios y ayuda a que las barras de bar sigan funcionando. Sigo pensando que el principal activo de esa red, descontando que fue quien llegó primero, es la pertenencia de marca que ha generado en sus usuarios. Lovemarkers de Snapchat. A un nivel como el usuario de Harley-Davidson, de Apple, o aquellos antiguos apasionados del vídeo Beta por encima del popular VHS. Los snapers, snapchatters o snapchatos, diferentes nombres para un mismo perfil, reniegan de los gigantes llegados con plagio a esto de las redes con información temporal. Se ríen de las cifras, infladas por supuesto, de las grandes redes populares, lloran -entre comillas-, las marchas de usuarios al view fácil de Stories y celebran con algarabía los regresos de los hijos pródigos tras ausencia.

Y genera comunidad de una manera brutal. Servidor puede estar viendo los cuidados faciales de un maracucho que vive en Munich, las carreras por la costa cantábrica de un experto en comunicación digital o las correrías matutinas de Marla, la perra de uno de los mejores expertos en vídeo marketing de habla hispana. Y no molestan. Estos perfiles, como otros más, están vivos, se sirven en crudo y sin apenas edición, más allá de alguna toma falsa por lengua trabada.

Yo lo tengo claro. Snapchat es el rocanrol de las redes sociales. Ese tipo de música a la que, de vez en cuando, alguien dice que ha muerto. Y sí, ya se que es solo rocanrol, pero me gusta.

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